jueves, 27 de septiembre de 2012

El rigor científico


Cualquier estudio científico debe seguir los pasos del método científico. Los datos experimentales deben obtenerse de manera metódica, sistemática, aleatorizada, ética y tratando de reducir al máximo los sesgos. La comunidad científica está sujeta a una serie de valores que incluyen integridad, objetividad y honestidad, que constituyen lo que conocemos como rigor científico. En la actualidad, una afirmación científica, fruto de la experimentación, se publica después de ser evaluada por parte de otros investigadores, en lo que se conoce como “revisión por pares”. No obstante, y debido a la presión laboral y académica, en ocasiones los investigadores llevan a cabo conductas científicas inadecuadas. Existen diferentes acciones que pueden considerarse conducta científica inadecuada, entre las que encontramos la falsificación o fabricación de datos, la ausencia de ética o el plagio. Este último se describe en el vídeo que se muestra, a continuación.


Existen diferentes métodos de detectar este tipo de actitudes. Con dicho fin se han creado entidades como la Office of Research Integrity, que vela por la integridad de la producción científica en Estados Unidos, intentando detectar los casos de conducta científica inadecuada.






¿Qué tienen en común Pál Schmitt, expresidente de Hungría, y la película “El Fugitivo”?









Respuesta:
Ambos están relacionados con conductas científicas inadecuadas.
Pál Schmitt se vio obligado a presentar la dimisión como Presidente de Hungría el pasado 2 de abril, tras habérsele retirado el título de Doctor que poseía por la Universidad Semmelweis de Budapest, por haber plagiado gran parte de su tesis doctoral. El protagonista de la película el fugitivo, el doctor Richard Kimble (Harrison Ford), se ve inmerso en una trama criminal que trata de ocultar los efectos secundarios de un fármaco antiaterosclerótico.


Humor del mundo de la ciencia
Los científicos tienen fama de ser gente poco divertida. Sin embargo, la ciencia no está reñida con el buen humor. Prueba de ello es la gala de los premios IgNobel, cuya última edición tuvo lugar la semana pasada.

Los premios, que parodian a los Nobel reales, los otorga la revista Annals of Improbable Research y se entregan en una ceremonia en el Sanders Theatre, de la Universidad de Harvard, desde 1991. Se valoran aquellos estudios científicos que primero hacen reír y luego hacen pensar. En esta ocasión se premiaron hallazgos tales como la comprobación de que tener la vejiga llena dificulta la concentración humana, la detección de actividad cerebral en un salmón muerto y por qué el pelo de la gente se volvía verde en algunas viviendas de la localidad de Anderslöv (Suecia).

 
Aunque hay quien considera que los premios Ig Nobel son una crítica de la investigación banal, la historia demuestra que, en ocasiones, las investigaciones triviales conducen a descubrimientos importantes. En este sentido, Andréy Gueim (imagen), galardonado junto con Sir Michael Berry en 2000 por un experimento en el que hicieron levitar a una rana mediante imanes (imagen), fue también galardonado con el Nobel de física (el “real”) junto a Konstantin Novoselov en 2010 por sus trabajos en relación con el material grafeno.



 

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